jueves, 23 de abril de 2009

Una persona murió y nueve enfermaron tras recibir "vacuna" contra Sida y cáncer, en Rancho Arriba

La aplicación del supuesto medicamento, por un naturista, creó pánico en el municipio Rancho Arriba, de San José de Ocoa.

“Era hipertensa, pero fue a donde el médico naturista porque sentía dolores en las articulaciones. Fue a la consulta el sábado 4 y murió el día 7. Cuando vino a mi casa, ya su rostro se le veía cambiado. Lucía que era otra persona. Le pregunté: ‘ ¿Ya vienes o vas?’. Ella me dijo: ‘Vengo’. Pero lo que a mi me entraron fue el Diablo”.

Vestida de negro, con un luto que refleja su entristecido estado de ánimo, Aracelis Suárez de la Cruz, recuerda las palabras de su madre, Ana Mercedes de la Cruz, de 63 años de edad, que falleció después que un supuesto médico naturista, traído a Rancho Arriba, San José de Ocoa, desde Puerto Plata, por un primer teniente del Ejército, le inyectara un medicamento desconocido.

La llegada del naturista, a quien todos identifican sólo con los sobrenombres de “Rafael” y “Rafaelito”, se promovió como un “operativo médico” en la casa de la señora Olga (Olguita) Morfa, donde se realizaron las consultas el pasado sábado 4 de abril. Además de la mujer fallecida otras nueve personas recibieron la misma inyección y en la actualidad todas presentan hematomas en las nalgas, se movilizan con dificultad y están impedidas de trabajar, mientras reciben asistencia hospitalaria.

El día del “operativo” los pacientes acudieron desde tempranas horas de la mañana a la casa de Olguita Morfa, marcada con el número 84 de la calle Francisco Alberto Caamaño Deñó. La señora que promovió el operativo en la comunidad también recibió la vacuna, al igual que su hijo Ericson Castillo. Ambos se encuentran entre las víctimas de la sustancia desconocida que se vendía a los pacientes como la solución a todos los males de salud, empezando por el VHI-Sida, la artritis, el reumatismo y el cáncer.

“Nunca en mi vida había escuchado de un naturista inyectando, porque ellos están en contra de los productos químicos”, cuenta Aracelis Suárez de la Cruz, quien trabaja como enfermera para Salud Pública.

Explica que luego de recibir la vacuna, su madre estaba sudorosa y desanimada, por lo que tuvieron que llevarla al hospital municipal de Rancho Arriba, a las 9:30 de la noche. Su fallecimiento se produjo en la madrugada del lunes 7 de abril.
La noticia de la muerte de la señora Ana recorrió la zona de Rancho Arriba, donde residen unos 11,000 habitantes, que al irse enterando entraron en pánico.

Federico Soto, jefe de Enfermería y Epidemiólogo del hospital del pueblo, explica que la paciente llegó con padecimientos de “vómitos, diarreas y sudoración”. “Tenía la presión por debajo de lo normal, en 90-60, y lo correcto para su edad y para una persona hipertensa debía ser 90-130”.

PAGARON POR EL "MEDICAMENTO"

RD$ 1,000

pagaron algunas de las personas al supuesto médico naturista que los atendió. Algunos, como Dionis Agramonte de los Santos, no pagaron en el momento, pero debían hacerlo cuando recibieran una segunda dosis, según explica. Dice que acudió al operativo buscando alivio a su “Mal de Parkinson” y su Diabetes. Padre de tres hijos, explica que se dejó engañar por “experimentar”, porque “supuestamente esa inyección sanaba to´”. Ahora tiene una dura hinchazón en la parte del glúteo izquierdo que recibió la vacuna. Su esposa, Isabel Ciprián, cuenta que la noche de la vacuna “él tenía un dolor que no se podía ni sentar y el temblor de su cuerpo era doble”.
El caso alarmó al personal del hospital y obligó a visitar a los demás pacientes que fueron a las consultas con el supuesto naturista. Pero sólo aceptaron internarse Santiago Abréu Casado, de 76 años de edad; Rosa de la Cruz de la Cruz, de 51; Dilersys Abreu Cepeda, de 37; Felicia Acosta, de 46; Dionis Agramonte de los Santos, de 59, y Ramón Báez, de 51.

Soto explica que a los pacientes se les retuvo durante tres días en los que, por razones preventivas, se les administró antibióticos y antialérgicos. Cuenta que la señora Morfa y su hijo rehusaron ir al hospital, aunque reciben atenciones particulares de Gregorio Peña de Jesús, conocido en el pueblo como “Doctor Ramírez”.

Soto cuenta que la noche del día en que se produjo el fallecimiento de la señora Ana Mercedes de la Cruz llegó hasta el pueblo para investigar el caso una comisión oficial de la Secretaría de Estado de Salud Pública, encabezada por Bernardo Lizardo. Sin embargo, varias semanas después la dependencia no ofrece detalles al respecto, y tampoco se conocen esfuerzos de la Policía para apresar al naturista, ni al oficial del Ejército que viabilizó su llegada al pueblo, al que todos sólo identifican con el apodo de “Bin”.

De Bin los afectados y todo el pueblo cuentan que se trata de un sobrino de Olguita Morfa que reside en el barrio Capotillo, del Distrito Nacional, aunque nació en el pueblo de Nizao. Tanto las víctimas del operativo “médico” como los habitantes de Rancho Arriba prefieren esconder las informaciones que tienen para llegar hasta los responsables de dañar la salud de las diez personas.

El jefe de Enfermería del hospital advierte que el daño pudo haber sido mayor, ya que para el operativo se levantó una lista con el nombre de 25 personas que iban a recibir la vacuna. “De los 25 nada más asistieron diez personas, porque los demás no tenían los 1,000 pesos que tenían que pagar por consulta”, dice.

Mientras, los familiares de la fallecida Ana Mercedes de la Cruz aguardan por los resultados de una autopsia que se diligenciaron por sus propios medios ante el Instituto de Patología Forense de Santo Domingo. Los deudos tratan de determinar por la vía legal la causa de la muerte para poder emprender acciones judiciales contra el naturista y las personas que lo trajeron a Rancho Arriba.

TEMEN QUE USARA UNA SOLA JERINGA
El epidemiólogo Federico Soto informó ayer que un equipo de cirujanos vendrá al hospital de Rancho Arriba para someter a cirugías a las personas inyectadas por el supuesto naturista, incluyendo a los tratados por “El doctor Ramírez”, de quien dijo no tiene exequátur para ejercer la Medicina, ni medios técnicos para tratar a pacientes. Explicó que las condiciones de las personas no han mejorados. Por su parte, María Joselyn Féliz, directora del hospital explica que uno de los problemas médicos que tuvieron las diez personas afectadas se produjo debido a la mala aplicación de las inyecciones. 
“La inyección se administró incorrectamente, porque no se puso en el cuadrante superior izquierdo, en donde se administran”. En el hospital temen además que Rafaelito utilizara una sola jeringa para todas las personas, lo cual complica más la situación por posibles contagios.
Suárez de la Cruz asegura que la familia casi tiene la certeza de que la muerte de su madre se produjo a causa de los efectos del medicamento. “No quisimos actuar a la ligera”, dice para justificar la decisión de hacer la autopsia al cadáver. 
“Conocemos muy bien la casa donde vino (el naturista). La persona que contactó a la gente para el operativo, y quién lo fue a buscar a Puerto Plata. Y si él es responsable de la muerte de mi mamá, esas mismas personas tienen que llevarnos allá”, apunta.

Hasta la autoridad. Santiago Abréu Casado, alcalde de Rancho Arriba, abandonó su trabajo de vigilante de una finca de café desde que se sometió a la vacuna que sanaría sus males de reumatismo en la rodilla. Cuenta que pagó RD$1,000 por la vacuna suya y la de Dilersys Abréu Cepeda, una de sus seis hijos.

“Siempre me duele el lado donde recibí la vacuna y no puedo trabajar porque el trabajo mío es vigilar una finca entera y ahora no puedo caminar”, dice.

Al igual que las otras víctimas insiste en que no tuvo ocasión de ver cómo el supuesto sanador preparaba la vacuna, porque Rafaelito siempre se iba a la habitación al momento de llenar la jeringa. Sin embargo, cuenta -también como las demás personas- que se trataba de un líquido transparente, parecido al agrio de limón. El naturista les había advertido que tendrían “nacíos” por donde brotarían sus males.

La directora del hospital público de Rancho Arriba, María Joselyn Féliz, considera que lo administrado a los pacientes “difícilmente sea un medicamento”. Asegura además que los afectados tampoco ofrecieron muchos detalles. “Unos dijeron que el naturista se llamada Rafael o Rafaelito y que le advertía que no podía decir de qué era la vacuna que le inyectaba porque la sacaba de un palo (árbol), y porque esa fue una revelación que a él le hicieron”.
Rancho Arriba paraiso natural

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